El pasado martes, aprovechando un tecnicismo, y declarando recesos periódicos para no levantar la sesión, aproximadamente a las 6:15, se entregó el Presupuesto del gasto público, que es hacia a donde van dirigidos los impuestos, del cual lo más relevante que se desprende es que si hubo un alza en la tasa impositiva: Impuesto Sobre la Renta (ISR) (de 28% a 30%), el IVA (de 15 a 16%) y modificaciones a otros gravámenes como el Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y Depósitos en Efectivo (IDE), entre otros, se siguen cimentando la esperanza de recuperación en el petróleo, aunque se preveé la baja del barril a 59 US dls., por lo que se declara un recorte presupuestal del 2.2% al que solicitó el Ejecutivo, que solicitaba un presupuesto mayor en 8% al del año anterior, así como un recorte aproximado a mil 800 millones de pesos al aparato de seguridad del Estado (Procuraduría General de la República y las secretarías de Seguridad Pública, Defensa Nacional y Marina) que deja incolumes a sus mandos altos, se inyecta de recursos al programa de ayuda Oportunidades y al Fondo de combate contra la Pobreza, que no combaten el problema de raíz, pero que si perpetúan la miseria. Se declaró austeridad en sueldos de servidores públicos. El titular del Ejecutivo 2 millones 446 mil 788 pesos al año (más cajas chicas, partidas especiales, misceláneos y otros). Los titulares de la Secretarías de Estado 2 millones 410 mil 92 pesos al año (más las mismas "circunstancias especiales" de su superior). Los consejeros del IFE 2 millones 933 mil 644 al añoy la SC de Justicia de la Nación. El titular de la Auditoría General de la Federación 2 millones 437 mil 284 pesos al año. El presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ganará al año 4 millones 380 mil 852 pesos. Cada uno de los magistrados de la sala superior percibirá 4 millones 316 mil 500 pesos. De la misma forma, cada consejero de la Judicatura Federal ganará al año 4 millones 316 mil 542 pesos. Cada uno de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación percibirá una remuneración anual de 2 millones 949 mil 390 pesos, todos estos claro más incentivos, sacrificando su bienestar por el pais, ya que lo recortado irá a obras sectores como educación y salud. Y, finalmente de aquí sale la razón por la cual el actual rector de la UNAM le dió la espalda al movimiento social, esperado lo que le llegó como premio a su acción, un aumento presupuestal a la Máxima casa de estudios, se sacrificó por el bienestar del campus universitario. La camita se ya se había preparado desde antes.
Habrá que recordar que estas medidas empezaron por ahí del nueve de septiembre cuando el secretario Carstens llevó a cabo medidas para reducir el gasto público que contemplaban la desaparición de tres secretarías de Estado: la de la Reforma Agraria, la de Turismo y la de la Función Pública, y fusionar la Lotería Nacional para la Asistencia Pública y Pronósticos para la Asistencia, con lo cual el Ejecutivo estimaba obtener ahorros hasta por 6 mil 500 millones de pesos en 2010, y de 8 mil millones a partir de 2011, un año antes de entregar el poder.
El secretario de Hacienda dijo que en ese momento no se podía precisar el número de trabajadores al servicio del Estado que serían despedidos, pero afirmó que en todo el proceso de restructuración del gobierno federal, y en otras medidas de contención del gasto, “se respetarán escrupulosamente los derechos de los trabajadores que se separen del sector público y se pondrán a su disposición mecanismos y programas de apoyos en asesoría, capacitación y becas para ayudar a su reinserción en el mercado laboral”, no recuerdo dónde había escuchado esto antes. Además, el proyecto de Presupuesto de Egresos 2010 prevé ahorros en gastos de administración, operación y de servicios personales en dependencias y entidades de la administración pública federal por un total de 72 mil 930 millones de pesos, incorporados los 6 mil 500 millones estimados por la desaparición de las tres Secretarías. Luego le hallaron el gusto a crear más desempleo, a cambio de volvernos "changarreros", que no es malo, pero volteen a ver cuántos hay.
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